El pasado viernes 8 de abril visite junto con un grupo de compañeros, la “Casa Cuna”, es un albergue de niños, donde los más grandes son de 5 años y los más pequeños son de meses. El visitar dicho albergue fue una experiencia muy grata de la cual aprendí mucho; desde que llegamos a dicho lugar los niños nos recibieron muy cariñosamente, como si nos conocieran desde siempre; lo cual me sorprendió y me emociono mucho. Los niños que están en la casa cuna, no son huérfanos; sino que son hijos de personas que están en la cárcel o ya no se pueden hacer cargo de ellos, de hecho a algunos cuantos todavía los visitan sus familiares, pero en su gran mayoría no tienen a nadie que los visiten. En cuanto llegamos, nos pusimos a jugar con ellos; todos son muy hiperactivos y no nos dejaban descansar, pero no nos pudimos resistir. Incluso, ayude a dos ellos, a Dulce y Felipe, a hacer sus tareas. Algunos de ellos viven ahí, desde que tenían meses y ahora tienen cinco o cuatro años, pero otros más, están en el albergue desde los 3 o dos años; es decir, estos niños ya estaban conscientes de que ya no vivirán con sus padres y me impresiona la manera en que lo manejan, son niños muy fuertes. Aprendí mucho de esta experiencia, la disfrute, me divertí y por supuesto pienso volver a repetirla las veces que se puedan, porque vale la pena; ya que aprendes a ver el mundo de otra manera.
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